lunes, octubre 30, 2006

Un orgullo injustificado

La democratización de la tecnología ha puesto poderosas herramientas al alcance de los tontos. Gracias al internet y su banda ancha, al software descargable, a las camaritas de los teléfonos y a sitios como myspace o youtube, el ingenuo de siempre, ha terminado por creer que queremos ver su vida y enterarnos de sus asuntos. Y nada más lejos de la verdad. Antes ya tenía suficiente con aquellos que llegaban con su album y me forzaban a ver ochenta fotos de su familia paseando por Pachuca. Cada foto más aburrida que la anterior y ellos con un orgullo injustificado, poniendo su cara de: "¿cómo ves, güey? Yo la saqué." Y yo: "Mira qué bueno eres... deberías cobrar por fotos así" pero en el fondo pensando que el América juega a las cuatro y yo perdiendo el tiempo mirando fotos de Pachuca. Hoy la cosa es todavía peor, pues aquellos ingenuos repiten la fórmula, pero en formato digital, entiéndase pinche mil bytes de memoria digital de puras fotos de Pachuca (a mis amigos les encanta pasear por allá). Antes, el martirio era de unos minutos, pero hoy no me quito dos horas de poner mi cara de interesado (que no es mi mejor acto, por cierto) frente a la camarita y sus tres mil fotos ñangas. Si algo me ha quedado muy claro últimamente es que teniendo "rollo infinito", hoy día opera más la chiripa que la calidad a la hora de sacar fotos buenas. Ya ni hablar de fotografiar algo que valga la pena, pues le tiran a lo que se mueva: "¡Sácale foto a ese zapato... ta cagado!" dice el dueño de la cámara para que luego, aquí su pendejo, tenga que estar viendo fotos de su familia en Pachuca y también de zapatos cagados. Y los ingenuos con su eterna sonrisa de: "Ah, qué divertida se está dando éste con mis fotos".

De esta manera, queda claro, a partir de hoy seré férreo --mas no grosero-- a la hora de resistirme a ver fotografías, confiando en que mis conocidos sepan reconozcan mi famosa cara de apatía (que ese acto sí me sale bien) apenas me traigan su camarita para que, como rezan los letreros que ponen en algunos restaurantes pa no prestar el baño: "Me eviten la pena de decirles que no".

miércoles, octubre 25, 2006

El Poeta

Sí, lo sé. He demorado con mis escritos, abandonando así éste, mi amado blog. Sin embargo, en mi defensa he de decir que ha habido motivos de peso para ello. La güeva, el más principal de ellos.

Pero basta... para que no quede todo en promesas y vana palabrería, a continuación, abro la nueva temporada de mi blog en mi faceta de El Poeta, con un sensible poema de mi invención, el cual he intitulado, con poca presunción, "El Hombre Gris". A manera de prefacio, debo decir que está inspirado en todos aquellos hombres grises que de una u otra manera son merecedores de un poema. Yo quiero ser aquél que sea recordado por haber volteado hacia los hombres grises y vaciar buenos pensamientos en su honor. Finalmente, y para no hacer densa esta lectura, que debiera ser amena, quiero remarcar, con mucho énfasis, que en este breve texto pretendo retratar la complejidad del ser humano... una vida, un abismo emocional, pincelado sólo con unas cuantas palabras. ¿Acaso no se trata de eso la vida?

Esperando que sea del agrado de todo mundo, aquí lo tienen, mi poema... El Hombre Gris.

"Es un Hombre Gris
en un trabajo gris
y tiene un coche gris".
Actualmente trabajo en otro poema, que algunos envidiosos tachan de poco original, crítica que a mí me tiene sin cuidado, pues concibo en él, claramente, una evolución en mi poesía. Tentativamente lo he llamado La Mujer Roja.