viernes, agosto 17, 2007

Eterno niño de tres años

Todos los días, al despertar, lo primero que hago es prender la tele y poner el noticiero. No es que me interese la política, le economía ni el estado del tiempo, no. Yo sólo quiero razones para levantarme; noticias, anécdotas, historias que me hagan creer que hay motivos para jugar un día más el finito juego de la vida. Sin embargo, y aquí lo curioso, a mí no me interesan las historias de éxito y triunfo. A mí las que me gustan son aquellas donde la vida le patea el culo a los demás. Me explico: saber que hay gente más miserable que yo, gente a la que la vida le pega peor, me hincha el pecho y me llena de entusiasmo. Si veo a algún muerto atropellado, a unos desalojados con violencia o al menos a unos damnificados de un diluvio, me digo: "Bueno, parece que por hoy Dios ya sacó su coraje. Puedo salir tranquilo al mundo". La desgracia ajena no me alegra, pero me relaja. Dicho esto, he de confesar que esta semana Perú e Irak me acaban de hacer el resto del año. Pena por ellos, alegría por mí.

En fin, a lo que voy con todo esto es a algo más frívolo y es a que terminando el noticiero, justo cuando va a empezar el programa "Hoy" en el canal 2, yo hago un ritual muy personal, que llamo: "Apagar la tele antes de que salgan los pendejos de Hoy". Pocas cosas me revientan tanto como el elenco de ese programa; una combinación de imbéciles tratando de ser listos, simpáticos e interesantes cuando, evidentemente, no son nada de eso. Su inútil esfuerzo, lejos de complacer al televidente, sólo desata un huracán de estupidez inaguantable, como si se abriera la caja de pandora de la mierda televisiva. Y conste que de ésa mierda ya hay mucha, pero "Hoy" la supera toda: Poza, que no fue feliz hasta sacar a todos los hombres del elenco para convertirse en el macho alfa, ahora no sólo se cree listo, sino que también cree que al televidente le interesan sus comentarios pletóricos de ignorancia; Legarreta, también celosa de las demás mujeres, lucha por robar cámara y parecer aguda, aunque se cansa de fracasar en obviedades; Marta Noséqué pretende ser escritora de tv y satura con sus "interesantes" historias del mundo de las telenovelas, que no son más que un montón de tonterías; Mizada, la horoscopista ladrona que, día con día, roba con sus repetidos y obvios consejos cósmicos. Luego está la Venezolana que no sé cuál es su "poder", pero que igualmente me caga, el Yogui gay y ya, son todos. Ah, no... falta Carmen, la productora, que no resiste el magnetismo de las cámaras y que cada que puede, sale a cuadro.
Ellos son "Hoy" y si usted es de los que se sienten capaces de recibir toneladas de mierda por los ojos y vivir para contarlo, lo reto. Hágame el día, vea esa mierda, sufra como un infeliz y, con lujo de detalle, cuénteme ese infierno para que yo, al leer su miseria, tenga razones para levantarme sin necesitar ver en el noticiero peores desgracias humanas. Hágalo para que pueda levantarme optimista y tranquilo un día más, sabiendo que Dios, eterno niño de tres años, ya descargó en usted --y en otros 6 millones de televidentes-- toda su ira, disfrazada de programa de televisión.

jueves, agosto 16, 2007

Maratón, Trivia o Pintamonitos

De pronto todos los reflectores están sobre los tres niños mexicanos que ganaron la olimpiada de geografía. Salen todos los días con Loret de Mola o con López Dóriga y el presidente les da becas y computadoras como si hubieran descubierto la cura del sida. ¿Soy yo o estamos ávidos de cualquier triunfo? El que sea. Tres escuincles se aprendieron más capitales que otros escuincles... qué gran cosa, hagámosles fiesta nacional. Si lo hubieran hecho en tiempos pre internet, todavía. ¿Pero hoy día? Qué tibio triunfo. Pero no se me malentienda; bien por los chavos, pues ya tienen algo que contarle a sus amigos ñoños, pero por favor... ¿ganar la olimpiada de geografía? ¿Qué esa madre? Sé, de muy buena fuente, que para los gringos esa olimpiada está al mismo nivel que sus pinches competencias de ver quién se traga más hotdogs o pays de manzana en menos tiempo. Una competencia balín, digamos. Ante mis ojos, esa olimpiada sólo vale por lo que les hayan dado de premio en efectivo a los ganadores... que hasta dónde sé fue más o menos... ¡nada! ¿Y por qué no les dieron nada? ¡Pues porque ganar esa estúpida olimpiada fue como ganar en Maratón, Trivia o Pintamonitos! "Uy sí, me aprendí los nombres de todos los lagos, todos los ríos y todas las montañas". Por favor. Nada relacionado con la ñoñés debe ser ni medianamente festejado. Así es como pienso. Cuando tengamos un campeón mundial de Ultimate Fighting Championship, que le haya roto el hocico a guerreros como Tito Ortiz, entonces hablamos... Pues eso, pa que vean, sí estaría chingón.

He dicho.

miércoles, agosto 15, 2007

Como katas de karate

Caló era divertido, que ni qué, pero al hacerle creer a cualquier imbécil que frasear una porra era rapear, le hizo mucho daño a la música en México. A partir de Caló y su "Capitán", cualquier baladista mediocre se sintió confiado para aventarse su rapcito a media canción y en el peor de los casos hasta incluír uno dos temas "rap" en su próximo disco. Qué días más oscuros se vislumbraban. Prontamente, la cosa habría de desvariar mucho, hasta llegar a casos de verdadero ridículo, como el de la Chilindrina y su pinche promo de su aún más pinche Circo: "Bienve-nidos-ami-circo-lesvá-gustar-porquestá-to-do-dar". Pantalones rotos, lentes oscuros, un paliacate amarrado en el brazo (¿¿¿???) y una gorra de lado convirtieron a verdaderos estúpidos como Memo Ríos (aplausos) o el Perro Bermúdez (zambombaze) en "cantantes rap" de la chaviza. Ya ni hablar de Chabelo. Pocas cosas tan patéticas como ver a un rucazo rapeando chistosadas: "És-tasón-las ma-ñanitas-quecan-tabel-reyDa-vid", moviendo las manos como katas de karate, pues así se imaginaban ellos que hacían los raperos. El simple ejercicio de imaginar esto no sólo me sonroja de vergüenza ajena, sino que por encima de todo, me hace comprender, sin lugar a dudas, el porqué México se quedó sin la menor posibilidad de hacer rap local... "¿Te va a gustar porque está a todo dar?" No, pos ta cabrón.

miércoles, agosto 08, 2007

Fuerzas Muy Superiores

Sí, sé que ha sido larga mi ausencia, lo reconozco. Pero en mi descargo he de decir que fueron muchas las veces que me urgía postear algo, lo que fuera, y nomás no pude. Cada vez que lo intentaba, fuerzas muy superiores se encargaron de truncar mis intentos; las mismas fuerzas malignas que me arruinan la existencia día con día, convirtiéndome en un hombre infeliz y miserable; fuerzas contra las que resulta imposible pelear y frente a las cuales, la resignación humilde es mi único camino de salida.

A continuación, he aquí y ahora tres recientes ejemplos de esto que hablo.

Ejemplo 1.
Hace unos días fui al Oxxo a comprar una bolsa de hielo. La saqué del refri, me piqué con el alambrito que la cierra y pagué con uno de a doscientos. La pendeja me dice que no tiene cambio. Le digo que es un Oxxo... cómo no va a tener cambio. Me dice que no tiene, que si acaso para uno de cincuenta sí tiene. Yo me enojo, regreso el hielo y le digo que qué mal servicio. Se levanta su compañero, envalentonado, y me dice: "perdóneme, pero no es mal servicio". Yo le digo que sí que lo es. Le digo que es su obligación tener siempre cambio. A eso se dedican. Me dice que no, que es obligación de los dos, de ellos y del cliente. Le digo que nuncamente, que está loco... "ustedes dan el servicio... Yo no tengo porqué traer cambio". Me dice, con ridiculísima, infantil y por demás inútil ironía que entonces lo perdone por no tener cambio. "Perdonadísimo" le digo, "por eso no se preocupe, lo perdono todo lo que quiera... pero de que es muy mal servicio, lo es". Él insiste que no y yo me voy diciéndole que sí lo es y él remata diciendo que no. Yo me voy muy encabronado y él se queda chacoteando con la cajera. ¿Qué ha pasado ahí? Sencillo: me he enfrentado a fuerzas muy superiores. Jamás en la vida los convenceré de nada.

Ejemplo 2.
Voy a comer con mi amigo P a Los Pescaditos, restaurante de nuestra afición, casi sabroso y casi barato. A la hora de irme descubro que un imbécil con cochecito de la cocacola se ha estacionado en segunda fila, valiéndole madres, bloqueando a dos coches, entre ésos, el mío. Espero por espacio de veinte minutos. Finalmente sale (del banco) y mi amigo P le reclama: "¡Qué te pasa mano!" El abusivo, lejos de disculparse, hace cara de: "Ni modo... llevaba prisa", se sube a su carrito y se va. Mi amigo P quiere pelea, pero yo lo calmo. Por mí que ahí muera. ¿Por qué? Sencillo: Sé que ningún argumento en el mundo hará comprender al imbécil que ha sido abusivo. Es decir, una vez más me enfrento a fuerzas muy superiores.

Ejemplo 3.
Tengo dos gatos; mamá e hijo. A ambos les salvé, literalmente, la vida (anécdota que contaré en otra ocasión). La madre, Sasha, está medianamente agradecida. El hijo, Becker, no sólo no me muestra agradecimiento en absoluto, sino que me odia ostensiblemente. Yo lo trato con amor, pero el me desprecia como si no le hubiera salvado la vida. Araña mis muebles, rompe mis adornos, huye a mi encuentro. Yo no le agrado. Hace poco, jugando a la guerra con su mamá, rompió una botella de tequila. A manera de correctivo le dí unas nalgadas. No me siento orgulloso, pero la disciplina debía de llegar a esa casa, mejor tarde que nunca. De cualquier manera, Becker no podría odiarme más de lo que ya lo hacía.

Anoche llegué a casa y M me dice que "uno de los gatos" se orinó en mi almohada, pero que no sabía cuál gato había sido... como si fuera tan difícil deducirlo. Yo, que sí sabía, ya no hice nada (aparte de usar otra almohada, claro). Bastante claro me quedaba que me enfrentaba, una vez más, y con todas las de perder, a Fuerzas Muy Superiores.