viernes, junio 02, 2006

El Pulgar Opuesto


Hay muchas cosas que diferencian al hombre del mono, pero una es la más importante. No es ni el habla, ni el pulgar opuesto ni el dejar de aventarse caca desde los árboles, no. Aquí estoy hablando de compactar la basura, señores. ¿Es tan difícil eso? Uno agarra su envase de refresco vacío, abre un poco la tapita, lo apachurra y cierra la tapita. ¡Voila! ¿Creen que un mono hace eso? Uno se termina el cereal, aplasta la caja, la dobla en dos, la aplasta de nuevo, vuelve a doblarla en dos, la aplasta de nuevo y ¡Eureka! Hemos compactado la basura. Las latas de refesco se reducen a pisotones y las de metal van una adentro de la otra. ¿Los envases plásticos transparentosos de la lechuga, que uno los aplasta y vuelven a expandirse una y otra vez? ¡Pues también tienen su remedio: se les desmadra a tijeretazos! No hay motivo para no compactar la basura y evitar que se desborde por toda la cocina, luego la casa, luego el mundo. ¿Salvar a las ballenas? ¿Limpiar la capa de ozono? ¿Cuidar el agua? Qué madres... a compactar la basura y ya.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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3:29 a.m.  

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