lunes, febrero 05, 2007

Esa estúpida generación

Cuando yo era chavo (frase que, por cierto, engloba en sí misma toda la antichavés posible) --le explicaba a mi buen amigo G.--, ligar era un asunto delicado.

G. había llegado a mí para contarme sus logros amorosos por internet pues, al parecer, había descubierto un cyber sitio muy acá, donde había hecho, en sus propias palabras "varios ligues". Pero yo no lo dejé hablar. No, al menos, sin antes haberle hecho una buena introducción al tema del amor, un poco para ubicarlo y que no fuera a darse un trancazo emocional y otro poco para hacerle ver que no hablaba con un novato, sino con un hombre fuertemente entrenado en dichos asuntos. Así fue que le confié que, en mis tiempos, el ligue era asunto serio, pues se tenía mucho en juego. Los círculos de amigos eran muy sólidos y muy permanentes y la imagen de uno ante ellos importaba en realidad. Hoy día, uno cambia de amigos como de calzones, pero entonces un error social era mácula que permanecía casi de por vida. De ahí que el declare era como un volado en el que te jugabas quedar como héroe o como imbécil; ya que se contaran hazañas de uno, ya que se burlaran del mismo a media pista de baile y por el resto de la vida. Entonces, la chava era Dulcinea única y preciosa que bien valía todos los sufrimientos, no como ahora --le machaqué a G.--, que más parece mercancía de cambio. Entonces, ligarse a la chava era empresa complicadísima, pero aún así --le insistí a mi joven amigo--, uno se la rifaba y aguantaba la tempestad, pues el sufrimiento era parte del gozo posterior. Uno estaba seguro de lo que hacía y buscaba las palabras precisas, los ofrecimientos adecuados, sopesaba pros y contras, buscaba el terreno apropiado y, finalmente, arremetía con hombría. Entonces, si bien es cierto que podía pasar cualquier cosa, lo importante era que se había actuado de acuerdo al antiguo y viril protocolo que, desde los tiempos en que el hombre se refinó y dejó de aventarse caca de árbol a árbol, había sido siempre el mismo. Pero, ahora... ¿Qué era eso de conocer chavas por Hi5 o Myspace? --le cuestioné a G., ahora sí adentrándome en la plática que él había sugerido-- ¿Qué era aquello de que, en lugar de apersonarse e ir a tomar un café, se mandaran iconitos cachondos por Msn? ¿De verdad prefieres que una chava se te encuere por Webcam a que lo haga en persona? ¿Es eso lo que quieres? Porque así es fácil --le recriminé-- ¡Valiente cortejo ése donde al primer día abusas de la confianza virtual que te da la computadora para decirle todas las cosas que jamás le dirías de frente! No, mano... a las relaciones de hoy les falta la cimentación que sólo da el contacto humano y déjame decirte que sin este necesario paso, cualquier relación carece del más mínimo futuro. No te fíes de las técnicas cybernéticas --le pedí a G--. No te fíes de la quimera del chat, de las imágenes por webcam, ni apuestes a una relación por computadora con la que jamás conseguirás...

--Me he acostado con 6 chavas en los últimos 15 días --interrumpió G.-- ¿Y tú?
Sobra decir que ni yo tenía ese record ni tampoco se lo iba a reconocer. Así que, en duelo de sonrisas, G. apagó su cigarro y se fue victorioso, dejándome en silencio, detestando furioso a toda su estúpida generación; esa estúpida generación de cínicos que no sólo la tiene tan pinche fácil, sino que encima, sabe que la tiene así.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Díle a tu cuate que pase la dirección de aquel "cyber sitio", ¿no?
para los necesitados ;)

11:27 p.m.  

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